La palabra “PERRA” es terapéutica. El movimiento muscular que realizamos al pronunciar la “P” y la “RR” ayudan considerablemente a reducir el estrés de la persona que lo pronuncia. Recientes estudios han determinado que aquellas personas que utilizan la palabra “PERRA”, tienden a sufrir mucho menos de enfermedades relacionadas con el corazón o alta presión arterial. También se ayuda a reducir la probabilidad de somatizar estrés y la angustia en cosas como la caída del cabello, el acné y el riesgo de enfermedades cancerígenas entre otras.
Recientes estudios psicológicos han demostrado, contundentemente, que aquellas personas que utilizan la palabra “PERRA” son más felices. El movimiento muscular sumado a la liberación de endorfinas, que produce pronunciar esta palabra, causa una sensación de placer inmediato en la persona que dice la palabra. Esta sensación de “liberación y felicidad”, como expresan muchos pacientes aumenta a medida que se alarga la palabra y las dos consonantes ya mencionadas. Otro factor determinante es el volumen que se aplica al decir la palabra. De esta manera aquellas personas que dicen “¡¡¡PPPPERRRRRAAAA!!!” sienten una mayor satisfacción que aquellas que solo dicen “PERRA”.
Los estudiosos en la materia incitan a las personas a desechar las nociones tradicionales que hacen ver el adjetivo “PERRA” como una mala palabra. “Esta palabra debería utilizarse regularmente, y en todos los idiomas” dice el Dr Welsh del Language Therapy Institute. Los terapistas del lenguaje ya han empezado a utilizar esta palabra intercambiando, en los saludos de adolescentes, “Marica, Puta, Huevona” por “PERRA”. También se recomienda utilizar este adjetivo en la intimidad para enfatizar la liberación sexual. Frases como “...eres mi perra…” o “…dale perra…” siempre ayudan a mejorar la sensación de liberación y felicidad.
Una de las bondades de la palabra “PERRA” es que aunque en origen es de género femenino en la actualidad se puede utilizar para ambos géneros sin ser insultante. En las sociedades donde se utiliza el “Chama”, “Chamo”, “Pana”, “Brother”, “Guey”, se recomienda intercambiarlo por “PERRA”. Utilizando en vez de “…que paso pana…”, “…que paso perra…”; o “hola chamo”, “hola perra”.
También se puede utilizar la palabra “PERRA” como un antecesor al nombre. Esto está demostrado produce que las relaciones con la persona a quien se le coloca el prenombre mejoren considerablemente. Por ejemplo: “La Perra de Kiara”, “La Perra Rumbera”, “La Perra de Juan”, “Perra Profesora”, “La Perra de Paco”, etc... Al colocar el prenombre se libera cualquier tensión que pueda existir con esa persona y por ende mejora la convivencia social.
Aun se están realizando estudios para determinar si solo pensar la palabra “PERRA” es positivo para el organismo. Esto último surgió, después que se le dijo a un grupo de estudio que visualizaran en su mente esta palabra, “PERRA”, y luego visualizaran a una persona a quien decirle la palabra. Todos los miembros del grupo sonrieron ampliamente y al mismo tiempo.
Hasta el momento no se ha encontrado otra palabra, en ningún lenguaje, que tenga esta capacidad terapéutica y produzca la misma sensación de liberación y felicidad que esta palabra. Nuevamente invitamos a todos los lectores a comenzar a utilizar la palabra “PERRA” en sus conversaciones diarias.